domingo, 21 de febrero de 2010

Historietas


Ayer conocí una historia asombrosa, la de la isla de Clipperton.
Es un pequeño atolón coralino localizado en el oceano pacífico a 1250 km de Acapulco (costa mexicana) el punto más cercano a tierra.


La isla de Clipperton tiene material para novelas y películas de sobra.
El primero en avistarla fue Magallanes, quien no se detuvo en ella, aunque su nombre se debe al pirata Clipperton de quien se dice que usó la isla para enterrar un tesoro.
La isla es una corona en medio del mar, con apenas un anillo de tierra de 6 kilómetros cuadrados y 8 kilómetros de circunferencia. Sus habitantes son los pájaros bobos, los cangrejos y 13 palmeras. Dentro del anillo, hay una laguna de agua ácida y su punto más elevado es la roca Clipperton (21 metros). La isla se encuentra azotada permanentemente por ciclones y tormentas tropicales.
Como pueden ver, es probablemente, el lugar más horrible de la tierra.

Actualmente pertenece a Francia y éste país emplea Clipperton como ejemplo despectivo para recalcar la importancia de sus territorios de ultramar.

Inicialmente, perteneció a México pero pasó por manos francesas y estadounidenses intermitentemente entre 1958 y 1906 además de los intentos ingleses de anexión de esta isla a sus territorios. Era la época en que la extracción de guano generaba riqueza.
Finalmente, el gobierno mexicano y el de Inglaterra establecieron una colaboración. Entre 1908 y 1913 la isla llegó a tener 100 habitantes y se construó un faro. A la isla llegaba un barco cargado de provisiones cada 2 meses desde Acapulco, pero cuando estalló la revolución mexicana (1914), el servicio se suspendió y nadie se acordó de quienes vivían en Clipperton. Cuando por fín un barco se dirigió con víveres a la isla, la única batalla naval que se libró durante la revolución mexicana hundió el mismo. Los habitantes de la isla desconocían este contratiempo y un grupo reducido de 3 hombres decidió emprender el camino a Acapulco para pedir ayuda. Pese a haber completado los 1250 kilómetros hasta Acapulco en balsa, el gobierno se desentendió de la situación y no ofreció ayuda alguna.

Fue Estados Unidos quien decidió auxiliar a los pocos supervivientes que quedaban en Clipperton (La mayoría habían muerto a causa del escorbuto y la falta de alimentos). Sin embargo, el gobernador Arnaud decidió que no evacuarían a nadie por miedo a que fuese considerado como una deserción.

Imaginemos la situación: 14 hombres, 6 mujeres y 6 niños abandonados a su suerte en una isla diminuta a 1250 km de tierra con una laguna ácida y plagada de pájaros bobos y cangrejos. Cuando las provisiones se terminaron, sólo pudieron alimentarse de aves, peces, huevos y los 3 cocos diarios que daban las 13 palmeras de la isla (pájaro bobo con guarnición de cangrejo y revuelto de coco era el plato estrella). La locura y las enfermedades no tardaron en apoderarse de ellos.

En 1915, Arnaud inició una expedición para pedir auxilio a un barco que habían avistado, pero de camino naufragaron. Así, la isla quedó habitada únicamente por 15 mujeres y niños y el farero Victoriano Álvarez, quien loco, se autoproclamó rey y violó y asesinó a su antojo hasta que una de sus víctimas, Tirza Rendón, lo asesinó con la ayuda de otras 2 mujeres.

En 1917, los únicos supervivientes que quedaban en la isla, fueron rescatados por un buque estadounidense.

Lo que sigo preguntándome, es por qué demonios es conocida también como Isla de la Pasión.

1 comentario:

Ana_SepulvedaG dijo...

También eso es pasión, no? Los ciclones y los huracanes más que los susurros. digo yo